San José es un lugar en constante conquista. La exigencia por crear espacios funcionales y estéticamente agradables para nuestras necesidades va en aumento. Los conquistadores de este San José con gran facilidad se han encargado de invadirlo con estructuras cada vez más pulcras y blancas.
San José también es un espacio en constante olvido. Un lugar con estructuras que consideramos disfuncionales, peligrosas e incluso desahuciadas. Estructuras que evidencian la arquitectura que queremos olvidar, el deterioro que nos gusta negar y los pasos de nuestro día a día que las terminan de camuflar. Las grietas en su pintura, sus puntos más frágiles y múltiples hendiduras, son las que como reflejo, nos evidencian también.
La propuesta consiste en la construcción de una estructura a partir de los restos de materiales recuperados y olvidados de la capital. También de su simbiosis con otros organismos, posibles habitantes o nuevos conquistadores.
San José también es un espacio en constante olvido. Un lugar con estructuras que consideramos disfuncionales, peligrosas e incluso desahuciadas. Estructuras que evidencian la arquitectura que queremos olvidar, el deterioro que nos gusta negar y los pasos de nuestro día a día que las terminan de camuflar. Las grietas en su pintura, sus puntos más frágiles y múltiples hendiduras, son las que como reflejo, nos evidencian también.
La propuesta consiste en la construcción de una estructura a partir de los restos de materiales recuperados y olvidados de la capital. También de su simbiosis con otros organismos, posibles habitantes o nuevos conquistadores.
